Los clasificadores de aire Prater utilizan una fuerza centrífuga ajustable para separar partículas de diferentes tamaños dentro de un circuito neumático. El producto bruto se transporta a través de una entrada de aire primaria. Una vez en el clasificador, las fuerzas de arrastre aerodinámicas actúan neumáticamente sobre las partículas. La fuerza varía en función del diámetro y la densidad de las partículas en el clasificador.
Las partículas en espiral se dirigen hacia el rotor del clasificador, donde ocurre una de estas dos cosas, dependiendo del tamaño de las partículas:
La fuerza de arrastre sobre las partículas más pequeñas y aerodinámicas supera la fuerza centrífuga ejercida por el rotor, y pasan a través de la máquina como finos; o
La fuerza centrífuga supera la fuerza de arrastre, haciendo que las partículas más grandes y menos aerodinámicas se aceleren lejos del rotor. Una cámara ciclónica recoge esta fracción gruesa y permite su descarga a través de una esclusa rotativa instalada en la parte inferior de la máquina.
El equilibrio entre la fuerza de arrastre y la fuerza centrífuga determina el punto de corte. Cuando las fuerzas son iguales, las partículas tienen un 50% de posibilidades de salir del sistema como finos. El punto de corte es variable y puede controlarse ajustando la velocidad del rotor.
La eficacia de la recogida se mejora mediante el uso de una entrada de aire secundaria, una corriente de aire ajustable que se mueve hacia arriba en la zona de clasificación. Esta corriente de aire aumenta el tiempo de residencia de las partículas aglomeradas y cercanas al tamaño, lo que permite clasificarlas con la corriente de producto fino...